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En busca del Japón más tradicional en Koyasan

Actualizado: 22 feb 2021

Tras tres días inolvidables en la antigua capital de Japón, abandonamos Kyoto en busca de la parte más tradicional de nuestro viaje de 2 semanas por tierras niponas. Nuestro destino era el monte Koya o Koyasan, centro del budismo shingon, una de las más importantes ramas de esta religión.


Koyasan es, además, uno de los principales lugares de visita para los adeptos de esta creencia. De hecho, es uno de los puntos de partida de la ruta de peregrinaje más célebre del país, el Kumano Kodo.


Este complejo de templos está situado en las frondosas y escarpadas montañas de Wakayama, al sur de Osaka, a una altura de unos 1.000 metros sobre el nivel del mar. Pese a su cercanía a algunas de las ciudades más importantes de Japón, el acceso no es para nada sencillo, lo que nos obligó a tomar hasta seis medios de transporte diferentes para llegar allí (Aquí te explicamos cómo llegar de Kyoto a Koyasan).


Mirar por las ventanillas de los diferentes trenes que íbamos tomando fue la principal diversión durante el traslado hasta Koyasan, y es que a lo largo del recorrido el entorno iba cambiando continuamente. Comenzamos con un paisaje urbano, un mar infinito de edificios residenciales elevándose unos sobre otros. De repente los edificios dieron paso a las naves industriales, especialmente en las afueras de Kyoto y Osaka.


En nuestro ryokan encontramos los kimonos que debíamos vestir en el templo
En nuestro ryokan encontramos los kimonos que debíamos vestir en el templo

Por fin, tras kilómetros y kilómetros de fábricas, los enormes campos de arroz hicieron su aparición, como preludio a las zonas más montañosas, en las que la vegetación y el color verde intenso cubrían cada metro de terreno. Fue una forma magnífica de conocer los contrastes de este país.


Por fin, pocos minutos después de bajar del autobús que nos llevó de la estación de funicular hasta las cercanías del complejo, el templo Shojoshin-in se levantaba ante nosotros.


En ese edificio íbamos a pasar un día completo viviendo como monjes budistas, olvidándonos del ritmo frenético de las grandes urbes.


Tras un breve proceso de registro, nos condujeron hasta nuestro ryokan, donde contábamos con todos los elementos necesarios de este tipo de alojamiento tradicional japonés; té, kimonos, futones, etc. en una preciosa habitación dividida en dos estancias, que además contaba con vistas al exterior del templo, una zona cuidadosamente ajardinada.


KONGOBUJI


Tras acomodarnos y hacernos algunas fotos con el kimono, comenzamos nuestra visita por el templo más importante de Koyasan, el Kongobuji.


Recorrimos las diferentes salas del precioso templo construido en 1593, entre las que nos llamó poderosamente la atención una dedicada al rito del suicidio, llamada Willow Room, donde un vasallo llamado Toyotomi Hidetsuguru fue obligado a quitarse la vida en 1595, acusado de traición.


Otro de los atractivos de este templo son los cuidadísimos jardines zen, que le dan un punto muy relajado al recorrido por los pasillos exteriores que rodean las diferentes estancias.


Jardín Zen del templo Kongobuji, Koyasan
Jardín Zen del templo Kongobuji, Koyasan

Al final del tour llegamos a una sala donde se está desarrollando un rito religioso en el que fuimos bienvenidos, aunque sinceramente no nos enterábamos muy bien de lo que allí sucedía. En cualquier caso, nos sentamos a disfrutar del momento. Nos invitaron a té y galletas de arroz como símbolo de aceptación.


El acceso al templo Kongobuji es un lugar de lo más evocador
El acceso al templo Kongobuji es un lugar de lo más evocador

A nuestro regreso al ryokan, casi a las 17:30 horas, fuimos informados de que la cena estaba a punto de ser servida. Nos pusimos los kimonos y acudimos al comedor, donde nos esperaba una de las vivencias más esperadas de todo visitante de un templo de estas características, una cena vegetariana tradicional, con gran cantidad de pequeños bocados diferentes y una buena variedad de encurtidos.


La cena vegetariana en el templo Shojoshin-in
La cena vegetariana en el templo Shojoshin-in

Nos gustó especialmente la sopa de jengibre y la tempura de verduras, aunque, con sinceridad, nos costaría habituarnos a comer todos los días este tipo de alimentos.


Tras la cena salimos a dar una vuelta por los alrededores del templo y no pudimos resistir la tentación de picar unos noddles en un restaurante local.


CEMENTERIO OKU-NO-IN


Para la noche nos reservamos la actividad más increíble del día. Justo al lado de nuestro templo se encontraba la entrada al cementerio budista Oku-no-In, donde, desde alrededor del año 800 de nuestra era, está enterrado Kobo-Daishi, monje fundador del budismo shingon. Algunos monjes ofrecían una espiritual visita guiada nocturna por los casi 2 km del alargado cementerio.


En esta visita, totalmente en inglés, aprendimos algunos de los aspectos más importantes de la filosofía budista y algunas curiosidades, como por ejemplo que en cada tumba solo está enterrada una parte del cuerpo de las personas que descansan allí, ya que muchas de ellas reparten sus restos en diferentes lugares.


La visita a Koyasan fue una parte imprescindible de nuestra ruta nipona
La visita a Koyasan fue una parte imprescindible de nuestra ruta nipona

También nos hablaron del simbolismo de la flor de loto para esta corriente religiosa, un planta que crece fuerte y bonita en un entorno hostil y sucio, y como esta cualidad es utilizada como ejemplo para la enseñanza de los más jóvenes.


Cada parada en el camino, cada explicación, resultaba un impagable aprendizaje para nosotros, que nos sentíamos totalmente concentrados en la experiencia que estábamos viviendo. La sugerente iluminación de los farolillos que marcan el camino a través del camposanto no hacía más que aumentar nuestra sensación de sosiego.


Al final del camino nos encontramos con la llamada "zona sagrada", el lugar en que, según la creencia, continúa orando Kobo-Daishi a la espera del regreso de Buda. Tras cruzar el umbral de este lugar, después de tirar agua sobre algunas de las imágenes de deidades que guardan la entrada, nos dirigimos al espectacular mausoleo del monje fundador, y compartimos con el resto del grupo un silencioso rezo.


Debido a la manera en que esta actividad consigue hacerte conectar con el entorno, la consideramos imprescindible en cualquier visita al monte Koya. Hacer la reserva no pudo ser más sencillo, sólo tuvimos que acudir al centro turístico y solicitar información al respecto.


Esa noche regresamos al dormir con una agradable sensación de tranquilidad, pese a estar rodeados de tumbas por los cuatro puntos cardinales.

A la mañana siguiente, bien temprano, nos despertaron los monjes de nuestro templo Shojoshin-in para el rezo matutino, al que asistimos sin entender ni una sola palabra, pero igualmente sorprendidos por un rito en el que varios monjes recitaban sus plegarias con una gran entrega y pasión.


Seguidamente tomamos el desayuno, de nuevo 100% vegetariano, y salimos a recorrer el cementerio, esta vez a la luz del día y por nuestra cuenta.


Durante el paseo vimos pasar a algunos monjes que, como cada mañana, transportan bandejas llenas de comida como ofrenda para Kobo-Daishi.


El lugar estaba lleno de peregrinos que eran anotados manualmente en una lista por los monjes, con una preciosa caligrafía japonesa. Al final del camino tuvimos la gran oportunidad de admirar de nuevo la zona sagrada, donde además del templo principal, pudimos visitar el almacén de faroles.


La visión de la sala con todos los faroles encendidos nos dejó conmovidos por la majestuosa belleza de ese pequeño espacio. Tiramos de nuevo agua a uno de los dioses que vigilan la entrada de la zona sagrada, y regresamos al ryokan para recoger nuestras cosas e iniciar el camino hacia Tokio, cargados de espiritualidad y con un poco más de conocimiento sobre el Japón más profundo.


CÓMO LLEGAR A KOYASAN DESDE KIOTO O DESDE OSAKA CON JR PASS


¿Te gustaría vivir esta experiencia en tu viaje a Japón? A continuación te dejamos el itinerario de Kyoto u Osaka hasta Koyasan, con todos los transportes que tomamos para conseguir llegar a este evocador lugar. Entre estos transportes, sólo algunos estaban incluidos en el billete de JR Pass que habíamos adquirido antes de nuestro viaje:


  • Shinkansen Nozomi de Kyoto a Osaka (JR Pass). Aquí dejamos las maletas en la consigna de la estación para viajar cómodos con las mochilas, pensando también en que la siguiente etapa del viaje nos llevaría a Tokio, pasando de nuevo por Osaka.

  • Osaka Loop Line hasta Shin-Imamiya (JR Pass).

  • Nankai Ltd. Express hasta Hashimoto.

  • Nankai Koya Line hasta Gokurakubashi.

  • Nankai Koya Cable hasta Koyasan. Este funicular sube el último tramo de la montaña hasta la zona de templos.

  • Bus hasta el templo donde nos alojamos, que es el Shojoshin-in. El precio está incluido en el billete del funicular.

 
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