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Fin de semana de ciclismo en el Mortirolo y el Stelvio, míticos puertos del Giro de Italia

Actualizado: 13 may 2020

A los amantes de la bici no les resultarán desconocidos los nombres Stelvio y Mortirolo, dos de los puertos más míticos del ciclismo, donde se han producido algunas de las etapas más recordadas de la historia del Giro de Italia. Por la cercanía entre estos puertos y algunos otros como el Passo Gavia, esta zona de los Alpes italianos es lugar de peregrinaje para muchos amantes de la bici, especialmente durante los meses de verano, en los que el frío y la nieve dan una pequeña tregua.


Cima del Passo del Mortirolo
Disfrutando de haber coronado el Passo del Mortirolo

Para esta aventura elegimos como base la ciudad de Bormio, situada en la provincia de Sondrio, entre gigantes alpinos, y a la cual se puede acceder con relativa facilidad en coche desde el aeropuerto de Bérgamo, cerca de Milán. Bormio es una ciudad muy enfocada al ciclismo y al esquí, y también es conocida por sus aguas termales. No resultó difícil ni excesivamente caro encontrar un alojamiento céntrico que reservamos a través de Booking. Tampoco fue complicado encontrar una tienda que nos alquilara bicicletas para el fin de semana. Escogimos unas bicicletas Trek Domane en Bormio Sky & Bike, las cuales se portaron muy bien durante las dos etapas que realizamos.


ETAPA 1 Bormio - Passo Stelvio - Bormio


El primer día decidimos acometer el Stelvio, ya que pese a ser un puerto bastante más largo que el Mortirolo, es ligeramente más llevadero. Llegamos por la mañana a Bormio, así que no pudimos comenzar la etapa hasta bien avanzado el día. Pero esto no supuso ningún problema, ya que a mediados de septiembre las temperaturas ya empiezan a bajar y no sufrimos nada de calor.


En la vertiente que sale desde Bormio, el puerto tiene una longitud superior a 20 kilómetros y cuenta con 48 tornanti o curvas en herradura. Los primeros 11 kilómetros no son excesivamente duros, aunque ya te vas encontrando algunas rampas exigentes. Destacan principalmente el paso por varios túneles y algún tramo pegado a paredes montañosas, desde donde ya se deja ver al fondo el inicio de una zona de continuos tornanti bastante más dura.


Túnel Stelvio
Túnel en la subida al Stelvio

Esta parte, desde el kilómetro 12 hasta el 15, es de tal espectacularidad que obliga a muchos ciclistas a pararse varias veces a hacer fotos y gozar de las panorámicas. La imagen del valle, las cascadas y las curvas en la carretera convierten este lugar en asombroso. En una de las muchas curvas, justo delante de una preciosa cascada, encontramos un pequeño bar en el cual no pudimos resistirnos a parar. Allí nos refrescamos y repusimos fuerzas disfrutando de las vistas al valle.


Tornanti Passo Stelvio
Vista de algunos tornanti del Passo Stelvio

Una vez superado este tramo, el entorno cambia completamente, dando paso a un paisaje casi lunar que se extiende prácticamente hasta el cruce con la frontera suiza. Durante 3 kilómetros, la pendiente da un ligero descanso, y deja al ciclista deleitarse con el entorno y apreciar un histórico monumento dedicado a 64 soldados italianos caídos en la I Guerra Mundial .


Esto es solo el preámbulo de los durísimos últimos 3 kilómetros, que se inician tras el paso por el Umbrailpass, a pocos metros de la mencionada frontera con Suiza, y a 2.449 metros de altura. Pero todo pasa, y tras este complicado final llegó la recompensa de alcanzar, a 2.758 metros de altura, la cima dedicada al mítico ciclista italiano Fausto Coppi, otro de los héroes del Giro de Italia. Tras unos minutos de descanso y satisfacción en la cima, llena de tiendas de souvenirs ciclistas y rodeada de montañas nevadas, iniciamos el descenso hasta Bormio para descansar de cara al gigante que nos esperaba al día siguiente.


Cima Coppi
La Cima Coppi, a 2.760 metros de altura

ETAPA 2 Bormio - Mazzo di Valtellina - Mortirolo - Mazzo di Valtellina


Con la esperanza de que las pizzas del día anterior nos dieran fuerzas suficientes como para emular en el Mortirolo a alguno de los ciclistas que han hecho historia en este puerto del Giro de Italia, como Marco Pantani o Alberto Contador, iniciamos la segunda etapa. Recorrimos los 30 kilómetros que separan Bormio del inicio del puerto en Mazzo di Valtellina. Este primer tramo tiende hacia abajo, pero con algunas subidas que te permiten calentar las piernas de cara al esfuerzo que viene después.


Rampas infernales en el Mortirolo

Nada más iniciar el ascenso nos damos cuenta que este puerto es totalmente distinto al del día anterior. Con sus 12 kilómetros, es bastante más corto que el Stelvio, pero la pendiente continua sin descansos, la carretera estrecha y unas vistas no tan espectaculares, nos dan a entender que vamos a tener que apretar los dientes para alcanzar el objetivo del día. Ya en el kilómetro 3 empiezan a sucederse las rampas de más del 16%, hasta llegar a máximos del 20% en torno al kilómetro 6. Durante este tramo, cada pedalada supone un auténtico esfuerzo, y la sensación de que no estás avanzando convierte el reto en algo más mental que físico.


Monumento a Marco Pantani en el Mortirolo

Sin embargo, poco a poco fuimos avanzando metros, dejando atrás infinitas rampas que parece que no acaban nunca, con la esperanza de que tras el siguiente tornanti aparezca el monumento a Marco Pantani, que marca un punto de inflexión en la etapa. Lo encontramos alrededor del kilómetro 9 del puerto, dándonos fuerzas para afrontar los últimos 3 kilómetros, ligeramente más tendidos, aunque también durísimos por el esfuerzo que las piernas llevaban encima. Allí hicimos una parada homenaje al legendario ciclista italiano, "El Pirata".


Los últimos metros se hicieron largos, pero un entorno algo más abierto te quita la claustrofóbica sensación de las carreteras estrechas, devolviendo algo de frescura a las piernas. Por fin alcanzamos la cima de uno de los puertos más duros de Europa. La sensación arriba fue una de las mejores que puede tener un deportista, la de haber competido contra nosotros mismos y habernos superado frente a un reto para el que no sabíamos si estábamos preparados.


El descenso lo realizamos por Grosio y resultó algo peligroso en algunos momentos, debido a los baches en la carretera. Sin embargo, las increíbles vistas del valle hicieron que mereciera la pena, por lo que realizamos multitud de paradas para contemplarlas, sabiendo que ya habíamos cumplido con nuestros objetivos.


Descenso del Mortirolo
Las espectaculares vistas del valle durante el descenso del Mortirolo

Por la tarde en Bormio nos dimos un merecido homenaje en uno de los rústicos restaurantes locales, recordando nuestras hazañas en dos de los puertos más duros del Giro de Italia y hablando ya de cuáles serían nuestros siguientes objetivos ciclistas. De ahí salió una frase que resume muy bien la filosofía del viaje, ¿a qué retos nos enfrentaremos cuándo seamos más jóvenes?

 

En el siguiente vídeo podréis apreciar un poco la dureza de las subidas a los puertos Stelvio y Mortirolo.


 

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